Sin duda alguna, la lavadora se ha convertido a lo largo del tiempo en un elemento imprescindible de cualquier hogar. Es un equipo que nos ayuda y facilita las tareas diarias y, debido a ello, es fundamental prestar atención cuando se presentan signos de desgaste o mal funcionamiento del mismo. Saber reconocer algunas de las señales más comunes que nos indican que puede haber un problema subyacente, nos ayuda a tomar decisiones que prevengan fallas irreparables en el futuro.
A continuación, enumeramos algunos de los elementos más recurrentes a la hora de detectar un problema:
Ruido excesivo
En general, las lavadoras modernas son bastante silenciosas cuando están realizando los ciclos de lavado, por eso debe llamar nuestra atención cualquier ruido extraño, más fuerte y persistente de lo habitual. Esto puede indicar que, por culpa del desgaste de algunas piezas, alguna se haya podido quebrar. También puede ser que, a pesar de no estar roto, alguno de los componentes se haya aflojado o esté suelto, lo que produce ruido con las vibraciones. Otro de los factores que contribuyen al ruido del equipo puede ser el motor dañado o el tambor roto o desalineado.
Incremento del consumo eléctrico
Debemos descartar otros posibles factores antes de achacar al equipo el exceso de consumo eléctrico, ya que en nuestro hogar existe gran cantidad de electrodomésticos y artefactos que consumen energía eléctrica. Si estamos seguros de que el incremento se debe al uso de la lavadora, es claro que existe una falla. Cuando el aparato no funciona en condiciones óptimas debido a un problema, se puede producir un gasto mayor de energía para poder llevar a cabo las funciones habituales.
Pérdidas o fugas de agua
Evidentemente, una fuga de agua del equipo debe preocuparnos y llamar nuestra atención. Puede deberse a que el tambor presenta una pequeña rotura, que la lavadora no drena bien el agua, que existe una manguera deteriorada o un tubo en mal estado.
Ropa mal lavada
La misión de la lavadora es dejar la ropa limpia. Si vemos que tras el ciclo de lavado la ropa presenta manchas o mugre o que la suciedad persiste, puede ser culpa de un mal funcionamiento. Esto puede deberse simplemente a que la lavadora esté sucia y necesite un mantenimiento preventivo para limpiarla a fondo internamente o puede haber un problema a la hora de que el equipo disuelva el detergente al momento del lavado.
Olor persistente
Es un síntoma indicativo de que el equipo presenta un problema que seguramente no será visible a simple vista. Las lavadoras, especialmente las de carga frontal, tienden a retener humedad, lo que favorece el crecimiento de moho y hongos, que son los causantes del mal olor. Por eso es recomendable dejar la puerta o tapa de la lavadora abierta un tiempo después de terminado el lavado.
Ciclo de lavado más largo de lo habitual
El usuario suele conocer el tiempo aproximado de lavado según el ciclo elegido. Es muy habitual, incluso, que el equipo marque en la pantalla la duración de cada programa de lavado. Si detectamos que ese tiempo se sobrepasa regularmente y que lo que antes tardaba 1 hora, ahora tarde 1 hora y media o 2 horas, no hay duda de que hay un problema. Puede deberse a un fallo en un filtro, una manguera obstruida, un fallo de motor o bomba o un problema con la tarjeta electrónica (si es una lavadora moderna).
Prestar atención a estos pequeños detalles pueden ahorrarnos a largo plazo gran cantidad de dinero, ya que podremos atacar las fallas antes de que se conviertan en un problema mayor, lo que alargará la vida de nuestro equipo.